Timandra, Theodor Kallifatides

TÍTULO: TIMANDRA

TÍTULO ORIGINAL: Τιμάνδρα

AUTOR: THEODOR KALLIFATIDES

Timandra es una de las figuras femeninas más fascinantes de la antigüedad griega. Mujer de una belleza excepcional, supo congregar en su casa a las mejores mentes de su tiempo, desde Sócrates a Eurípides. Pero sobre todo trascendió por, como dicen las fuentes históricas, ser «el éter espléndido que convivió con el héroe Alcibíades y recogió sus cenizas». En esta novela de Theodor Kallifatides, considerada por su autor como quizá la mejor de ellas, es Timandra quien nos cuenta en primera persona su vida y la Atenas de su tiempo, en plena Guerra del Peloponeso contra Esparta. Figuras, lugares, tiempos, la Atenas del Ágora y puertos, gimnasios y campos de batalla: todo es real. Pero Timandra es mucho más que una novela histórica. El centro de gravedad es el amor: explorado, debatido, codificado -como era costumbre entre los griegos de la época-, aceptado siempre como regalo y condena, entre risas y lágrimas, en un simposio, un rito misterioso, a un minuto de la muerte.

(Portada y sinopsis

de la edición publicada

por Galaxia Gutenberg)

OPINIÓN PERSONAL

Por impulso propio, jamás hubiera leído este libro, pero admito que me ha sorprendido positivamente. Fui a la biblioteca de mi ciudad sin tener claro qué iba a coger en préstamo, y seguramente tenía cara de inseguridad porque la bibliotecaria se me acercó y me propuso darle una oportunidad a esta novela. No os mentiré, tenía mis reticencias porque la sinopsis no me atraía nada, pero como nunca rechazo una recomendación de los bibliotecarios, decidí darle una oportunidad. Independientemente de que no me haya parecido la 8º maravilla, creo que es una obra que está muy bien escrita. Únicamente falla por su forma de perder el rumbo en determinados instantes. 

La protagonista y narradora es Timandra, una mujer de la Antigua Grecia que fue espectadora de guerras, amores, traiciones, debates filosóficos y muertes. Timandra era una hetera, o una prostituta si usamos el lenguaje coloquial. Su madre lo fue y ella siempre supo que iba a seguir sus pasos. En su época, llevar a cabo su labor no significaba obligatoriamente vivir con penurias ni ser desgraciada. En el caso de Timandra, su testimonio da a entender que poseía un buen estatus social y que codearse con la flor y nata de la sociedad era parte de su rutina. De hecho, uno de los puntos positivos del libro es ver cómo ella habla de su profesión: con naturalidad y dejando claro que únicamente habla de su propia experiencia y de lo que vio de su madre.

La conocemos siendo adulta mientras está en una pequeña casa junto a Alcibíades, el más importante de sus amantes y quien le robó el corazón desde que era una niña. Timandra percibe que están a punto de sufrir una emboscada, así que, mientras él duerme, decide contarnos toda su historia, desde que era una niña hasta llegar al punto en el que está ahora. 

La novela roza las 200 páginas, pero no es de esas que se leen en un suspiro. Hay que procesar diversas reflexiones y los acontecimientos se van dando a un ritmo en el que prevalece la calma y un ligero caos. 

Debo decir que yo nunca fui muy amiga de la filosofía, de hecho, considero un milagro haber aprobado esa asignatura en el instituto. En general, los conceptos me parecían densos y no le veía sentido a darle mil vueltas e incontables significados a ciertos asuntos No sé si el problema era yo o la forma en la que estaba impartida esa materia, pero hoy en día me mencionáis la palabra "filosofía" y para mí es igual a "huye". Sin embargo, esta obra no se me ha atragantado en ese sentido. 

Frase de "Timandra"
(haced click para ampliar)

Me gustó cómo se analizaban temas como la política, el amor o, simplemente, el propósito de nuestra existencia. 

El autor consigue que Timandra encaje bien estas cavilaciones con lo que está viviendo, por lo que no resultan fuera de lugar. 

Además, lo hace de un modo cercano y sin complejidad. Gracias a eso, la lectura ni se atasca ni se vuelve enrevesada.

En la imagen de la derecha os dejo una de mis citas favoritas →

A nivel argumental, ir conociendo todo lo que le sucedió a Timandra desde su niñez despierta interés. Ella misma nos advierte que hay un ligero caos en su relato porque no puede evitar mezclar pensamientos y contar sus vivencias sin un orden cronológico claro. 

Durante la primera mitad de la novela, acepté que fuera dando tumbos porque nunca llegaba a sentirme perdida y creo que, dentro de su desorganización, había coherencia. A esto hay que sumarle que ver su relación con su madre y con figuras relevantes de la sociedad capta la atención, especialmente por su manera de valorar las cosas y por la actitud tan madura que demuestra desde su juventud, sabiendo cuándo callar y cuándo intervenir. Y no negaré que también deseaba saber cómo se desarrolló exactamente su relación con Alcibíades, un político y militar de la época que despertaba odios y amores a partes iguales. 

Lamentablemente, en la segunda mitad sentí que la parte emotiva perdía puntos en favor del lado histórico de la obra. Timandra focaliza la atención en las batallas de Esparta y Atenas y sus conflictos con otras zonas. Los combates, luchas y conspiraciones le robaban sentido a la línea argumental que se había seguido hasta ese momento, y sí, no negaré que me aburría. Hubo momentos en los que me bloqueaba porque, al no conocer demasiado sobre esas guerras, me perdía con la mención de tantas contiendas y ciudades que yo no sabía ni dónde se localizaban exactamente ni por qué su ubicación era tan estratégica. 

Otro error fue que Timandra cediera su protagonismo en favor de Alcibíades. Lo sube a un pedestal y decide narrar todos sus logros y también sus fracasos. 

Todo lo relativo a su historia en común captaba mi atención, pero su vida como soldado me desconectaba de la lectura porque no entendía la razón por la que la propia Timandra se relegaba a sí misma a un segundo plano. Su trayectoria personal daba mucho juego y era una pena ver que omitía varios sucesos que le habían dejado huella. Solo los menciona por encima, pero no nos sumerge en esos hechos. 

Aunque de su relación con Alcibíades solo vemos la superficie, reconozco que vemos lo suficiente para entender su conexión. Eso sí, no esperéis una gran historia de amor en la que nos adentremos en escenas románticas y épicas. Es algo más bien sutil, lo cual no significa que no sea creíble. Lo suyo no tenía ataduras ni compromisos, pero eran como imanes que se atraían.

El desenlace es posiblemente la parte más trepidante y ahí se dan algunos de los sucesos más duros. Me pareció un buen cierre, pero lamenté no haber conocido mejor a un personaje que es importante para Timandra y del que se cuenta muy poco. 

Teniendo en cuenta que mis expectativas eran muy bajas, me alegra decir que me agradó disfrutar de una lectura que me proporcionó buenas reflexiones y cuya protagonista consiguió ganarse mi simpatía. 

Valoración del libro: 6/10 "Si Timandra nunca hubiera desviado el foco de atención de sí misma, la historia no hubiera decaído. Contiene buenas reflexiones y sabe introducir aspectos filosóficos sin necesidad de que eso ralentice la lectura. La protagonista es cercana y consigue que queramos acompañarla durante el viaje que realiza al pasado para contarnos sus memorias, Sin embargo, el autor comete el error de meterse de repente en la narración de conflictos bélicos, lo cual es un cambio brusco de rumbo y desluce a la protagonista. Aún así, ha sido mejor de lo que esperaba". 

Todo lo expresado anteriormente es mi opinión, esto no significa que esté en contra de otros puntos de vista u otro tipo de opiniones. Si queréis preguntar algo o queréis dar vuestra valoración, no dudéis en dejar vuestro comentario, siempre que lo hagáis de modo respetuoso.