TÍTULO: EL SUSURRO DEL FUEGO
AUTOR: JAVIER CASTILLO
Dos hermanos que ansían celebrar la vida.
¿Qué le sucedió a Laura Ardoz?
Tenerife, 2019. Mario y Laura Ardoz, hermanos mellizos, visitan las islas Canarias: él acaba de recibir su última sesión de quimioterapia; ella cree que ese viaje es la mejor manera de volver a empezar tras el cáncer.
Pero Mario sufre una recaída que lo mantiene ingresado en el hospital un par de días. A su salida descubre que su hermana ha desaparecido y su móvil la ubica en un paraje desolado por la lava. Se inicia así una búsqueda contrarreloj y una lucha con el fuego que parece abrirse bajo sus pies.
¿Puede la muerte avivar la llama de nuestra vida?
(Portada y sinopsis
de la edición publicada
por Suma de letras)
OPINIÓN PERSONAL
Quería amarlo, pero no ha logrado cautivarme tanto como esperaba. He leído todo lo que el autor ha publicado y lo seguiré haciendo porque me gusta su forma de narrar y su capacidad para dar pequeñas sorpresas. Es más, el año pasado acudí a una firma de libros suya y su amabilidad y cercanía me hicieron apreciarlo aún más. Por tanto, imaginad mi alegría cuando anunció la publicación de El susurro del fuego y encima vi que se ambientaba mayoritariamente en Tenerife y que la idea de escribirlo le surgió en Puerto de la Cruz, que es donde vivo y donde nací. Estaba tan emocionada que lo encargué días antes de su publicación y lo empecé según lo tuve en las manos. Y sí, me ha gustado, pero me ha sabido a poco y tengo mis más y mis menos con algunos aspectos de la historia.
Como protagonista principal tenemos a Mario, a quien conocemos saliendo del hospital tras sufrir un malestar durante su estancia en Tenerife, isla a la que su hermana Laura se mudó hace un tiempo para poder completar sus estudios trabajando en el Astrofísico. Hace poco que Mario terminó su tratamiento contra el cáncer y ese viaje suponía una especie de celebración, por lo que le resulta extraño que su hermana no haya ido a recogerlo tras recibir el alta. Tras unas pequeñas pesquisas, decide ir a la última ubicación que tiene de su hermana, pero, al llegar allí, se ve obligado a enfrentarse a la mayor tragedia de su vida...
Laura es el eje de la trama, su desaparición es el detonante de una serie de acontecimientos que irán marcando el destino de Mario y de la sargento Candela, la encargada de su caso.
Lo que decepciona es lo pausada que es la investigación y la relevancia que se le da a subtramas algo insustanciales. Yo leía y admito que la lectura no se me atragantaba, pero tampoco le veía chispa. Por lo que he visto en algunas entrevistas que ha hecho el autor, su objetivo era más bien calar hondo con el factor emocional y no incidir tanto en la parte criminal, pero a mí eso no me ha convencido.
Con Mario damos constantes saltos temporales para descubrir cómo era su relación con Laura y el vínculo que tenían. Es cierto que algunos detalles sirven para entender cosas del presente, pero no logré conectar demasiado con ellos. Sí, se apoyaba y se querían, pero en algunos momentos me da que se le daba un aire muy idílico a lo suyo y que gran parte de sus conversaciones pretendían tener un tono épico que lo único que lograba era desnaturalizarlas. Aunque no me caían mal, tampoco es que les adorara. Digamos que los aceptaba y no me parecían mala gente, pero ya está. No niego que hubo instantes en los que me sacaron una sonrisa con el apoyo incondicional que se mostraban el uno al otro, lo que pasa es que esa eterna perfección y ese intento constante de hacer que todo fuera memorable me resultaba cansino.
La sargento Candela es la responsable de averiguar qué le ocurrió a Laura y, aunque entiendo que dirigir un caso no es algo frenético porque hay que ir reuniendo pistas, con ella me daba la impresión de que iba dando tumbos. Y no sé a cuento de qué se añadió un drama personal que tenía con su ex, pues no era crucial para la trama ni le aportaba prácticamente nada a la propia Candela. Además, en una ocasión en concreto brilló su falta de profesionalidad y tampoco vi clara la manera en la que se quería justificar. Lo que más disfruté de ella es su camaradería con su compañero de trabajo y la lealtad que se tenían. Es más, fueron ellos los únicos que sí que me tocaron la fibra sensible en las últimas páginas.
El principal punto a favor de esta obra es que es imposible que adivinéis lo que le sucedió a Laura. A medida que vamos obteniendo datos y que se va desvelando cómo era la vida de Laura, os podréis ir haciendo una idea de su personalidad y de la gente de la que se rodeaba. pero lo que le pasó no se puede prever porque lo suyo es el resultado de un cúmulo de circunstancias. No puedo dar más detalles sin spoilearos, así que solo os diré que el final parece improvisado, pero, al mismo tiempo, es viable. No puedo criticarlo porque no es ilógico, es más, no deja ningún cabo suelto. Lo que chirría es que hasta es raro que se den tantas casualidades. Vamos, que tengo sentimientos contradictorios con ese asunto.
La novela consta de 427 páginas y no se hace pesada de leer, aunque tampoco es apasionante. Deja buenas frases y mantiene la incertidumbre hasta el final, pero el desarrollo de la historia podría haber sido mejor. Hay drama, una pizca de romance que endulza (a pesar de que hay instantes en las que la exaltación de sentimientos no pega) y un intento de todos los personajes de autodescubrirse en medio de la tristeza.
En cuanto a la ambientación, si vives en Tenerife amarás algunas descripciones. En ese sentido no soy muy objetiva porque yo realmente adoro la isla y es que hasta la simple mención a mi ciudad ya me tenía casi que aplaudiendo. Sin embargo, reconozco que dichas descripciones también puede saturar si no has estado nunca aquí porque se habla de diversos municipios, recorridos, puntos de interés, etc.
Ya que la ermita en la que le surgió la idea del libro queda a poca distancia de mi casa (en los agradecimientos especifíca exactamente qué le inspiró), os dejo a la izquierda fotito del lugar :)
Valoración del libro: 6,5/10 "No es mi libro favorito de Javier Castillo, pero tampoco me parece el más flojo. Aunque la desaparición de la hermana del protagonista es el detonante de la historia, cuesta que se den avances en el caso porque el autor prefiere incidir en la relación fraternal. En algunos instantes, ese vínculo entre hermanos es tan idílico que resulta irreal. Lo que es imposible de adivinar es el final, aunque me dejó sentimientos contradictorios. La lectura es amena, pero le faltó chispa. Respecto a la ambientación, al vivir en Tenerife no puedo negar que varias menciones me resultaron muy especiales".
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